Me gustas.
Me gustas y me gustas mucho, ¿lo sabes no?
Me gustas tanto que no quiero perderme nada de ti. Quiero conocer todas tus parcelas, recrearme en tu sabiduría, entender tus contradicciones. No quiero perderme tus fotos de Instagram de este finde, abrigadísimo en el Retiro. No puedo evitar volver a tus fotos del verano que pasó, qué envidia de fresquito, recuerdo haberte dicho mientras veraneabas en Galicia y yo aquí muerta del asco en Madrid. Viajo en el tiempo en tus redes sociales: te reconozco ahí con el pelo un poco más largo, me encantas ahí con esa chaqueta que ya no usas. No puedo evitar ver fechas y ponerme nerviosa. Saber que en esa época ni tú ni yo sabíamos que existíamos, pero qué cerca estábamos, ¿verdad? Visitar aquellos momentos tuyos donde yo no estuve y entender que eres producto de todos esos pasados, esos amigos, todo aquello que te rodeaba. Aqui una foto tuya de niño. #tbt. Qué mono. Saber que me gustas hoy por todo eso que fuiste ayer. Sí.